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  • Foto del escritorTom Eddy

Un invierno igual de frío que el anterior

Una de las grandes verdades respecto a transformaciones, sean estas las más grandes vistas o pequeñeces desapercibidas por la mayoría, es que en ellas siempre hay un rechazo al pasado. Un quiebre con lo tradicional y aquello que representa.


Quilpué, una de las ciudades en que nos encontramos más activos, es uno de esos casos geopolíticos y sociales extraños cuando hablamos sobre ellos, pero a la vez familiar para quienes han crecido en lugares así. Una ciudad dormitorio que a veces es campo, otras es un diorama de fábricas, colegios y hospitales que quiere ser cultural, inclusiva y bondadosa mientras tiene un matadero en su patio trasero. Ansía ser más y está dispuesta a hablar sobre ello, acercarse al borde del progreso y dar un paso adelante. Más no lanzarse.


Volveremos a esto más adelante.


La ciudad ha tenido en su territorio un zoológico, con el primer nombre de "parque", por más de 20 años. Es muy probablemente su más reconocida, por no decir única, zona turística y un claro ejemplo del tipo de contradicciones en una comunidad cuya voz se levanta por más justicia, libertad, igualdad y derechos pero a la vez se quiebra ante la idea de rechazar aquello que, con el sufrimiento que implica, percibe como tradicional.


La voz de nuestro capítulo no se quiebra, por lo que desde el 2017 hemos estado activamente trabajando para motivar a los ciudadanos de Quilpué a dar su apoyo a la idea de acabar con esta cárcel de inocentes. Durante el 2020 y el 2021 dimos nuestro apoyo a la actual alcaldesa, Valeria Melipillán, electa con 19 mil votos, pues en su visión de ciudad vimos un camino que ponía fin al abuso que, hasta el día de hoy, ocurre en el Parque Zoológico de Quilpué.


En este contexto, y con mucha esperanza, nos unimos a otras agrupaciones ciudadanas con el objetivo de levantar un Santuario de la Naturaleza. A la fecha casi 15 mil personas han mostrado su apoyo a través de la plataforma Change y varias reuniones se han realizado en un intento de lograr un compromiso por parte de la Ilustre Municipalidad de Quilpué. Ha sido en este punto donde nos hemos encontrado con una quizás evidente pero aún así sombría realidad: en la administración pública cada decisión es política y finalmente un concurso de popularidad al que estamos invitados solo como espectadores.


"Mientras haya un ser que acepte la verdad por lo que es y como es, habrá lugar para la esperanza" Albert Camus - Moral y Política

Volvamos a la idea de no lanzarse.


Romper con tradiciones, replantear visiones y reorganizar espacios son desafíos que rara vez la administración pública asume por voluntad propia. Es el mandato popular el que les obliga a hacerse cargo de las necesidades de los ciudadanos, incluso cuando esto signifique un quiebre con parte de ellos. Y es este el temor principal que vemos en el actuar, hasta ahora dubitativo de la Municipalidad. El temor a alienar a quienes nunca los quisieron de líderes y a la vez fallar en cumplir las expectativas de quienes si vimos en ellos un camino de progreso. Evitar dar un salto ideológicamente congruente con el discurso que los llevó al poder y que la ciudadanía les exige, es contradecir el sentido mismo de liderar. A menos que, más que administrar, veas tu labor como "hacer política" y su fin último como "ostentar un cargo."


Como parte de nuestra alianza con el mundo político, hemos debido aprender, rápidamente, a dudar de toda sonrisa, apretón de manos y declaración televisada. Que las intenciones pueden ser distintas a las nuestras y que quizás no son otras que las de mantener el control, creando la ilusión de horizontalidad. Que las convicciones pueden poseer una plasticidad antes desconocida, toda vez que aparecen y desaparecen, dependiendo de cuantos puntos de popularidad hay por ganar o de cuan lejos está el siguiente concurso. ¿Será quizás el actuar político una institucionalización del "mañana lo veo" y el "después arreglamos"?


Las verdades detrás del proceso de reconversión del Parque Zoológico de Quilpué hacia un "Santuario de la Naturaleza de Quilpué" han dejado, por el momento y tras el dulzor de su comienzo, una nota amarga difícil de aceptar pero que, mientras tengamos fuerza, nunca nos hará dejar de luchar. Aunque exista la posibilidad de que, quienes hoy nos tienden la mano y nos abrazan, el día de mañana estén, una vez más, del lado incorrecto de la historia.


"aunque la lucha es difícil, las razones para luchar, al menos, siguen siendo claras" Albert Camus - Moral y Política




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